domingo, 22 de marzo de 2009

El Dubai del Caribe

Escrito por: JULIO MARTÍNEZ POZO

¿No sería más productivo, más justo y más sabio hacer las carreteras del Este?

Mientras en Europa y sobre todo en España se habla de la necesidad de un gran pacto para salvar la industria vitivinícola, en Estados Unidos se celebra la despedida de un presidente abstemio y el arribo al poder de un gobernante que para no gustarle el vino tiene una cavita con no menos de mil botellas.

Recién anduve por los valles  de Napa y de Sonoma, y la sensación era de que por fin había llegado a la casa blanca un promotor del sector, pero probablemente lo que no se esperaban era su prudencia en el tipo de mensajes no verbales a la clase media, porque a Barack Hussein Obama, por lo menos en sus presentaciones públicas no se le ha visto rindiendo devoción a uno de esos grandes cabernet californianos que dislocan el presupuesto.

Los que han acudido a las fiestas  de los Obama  no se habrán sentido decepcionados porque se ha servido buen vino, pero ninguno de esos que rebasan la categoría de gran clase mundial. No ha visto descorchar en actos con el presidente de la primera potencia global ni un Colgin, ni Araujo, ni Screaming Tagle, ni Montelana, ni Mondavi, ni Beringer, ni Phelps, ni Caymus.

En su juramentación, por ejemplo, se privilegió a una bodega de gran calidad, pero sin mayor prestigio que las anteriormente mencionadas, que es la Duckhorn, el pato, como lo hemos denominado los dominicanos al Duckhorn  Vineyards.

El país recién fue sorprendido por unas declaraciones que ofreció a ESPNdeportes.com, el empresario Jesús Rodríguez Saldoval, anunciando que el Estado dominicano saldría a tomar 115 millones de dólares prestados para construir un moderno estadio de béisbol, donde opera actualmente el Estadio Quisqueya para facilitar la obtención de la sede para el Clásico Mundial de Béisbol del 2013.

“Además del estadio “Juan Marichal”, que tendrá una capacidad para 25 mil aficionados, el plan incluye una torre de apartamentos (agrego yo: en el ensanche La Fe), oficinas y parqueos”. Se habla también de un hotel.

“El sueño es viejo, pero ahora (vuelvo a agregar: en la muy apropiada coyuntura de la economía nacional e internacional) está cerca de convertirse en realidad”.

Esa fuera una inversión apropiada si fuéramos un país que estuviera buscando destino para sus excedentes, pero le cae como una pedrada en un ojo a los que habitan un terruño en el  que se viven constantes interrupciones del servicio público de salud, porque no tiene recursos para dignificar el salario de sus médicos; o tiene que salir a engrosar su deuda para mejorar el precario presupuesto para la educación, o el que las instituciones públicas están confrontando dificultares para cumplir con sus cargas fijas.

Esta semana se llevó a cabo una contundente paralización de actividades en las provincias de la región Este del país, que es en estos momentos la de mayor aporte de divisas, reclamando que se arreglen carreteras que se encuentran intransitables.

Con una viabilidad apropiada en esa zona todos salimos gananciosos: los habitantes de la región que podrán trasladarse con mayor seguridad y economía, al gastar menos combustibles y conservar sus vehículos en mejor estado; los productores y trabajadores que dispondrán de un transporte más rápido y económico para suplir con productos y mano de obra la industria turística; los turistas que hallarán mejores condiciones para salir a gastar dinero fuera de los hoteles, el Estado que percibirá más impuestos y generará más empleos.

Si tenemos la posibilidad de buscar cuatro mil millones de pesos  para satisfacer caprichos  ¿no es más factible que lo procuremos para resolver problemas elementales?

En un país donde ocurre algo parecido ¿debe pedírseles a las comunidades que reclaman soluciones básicas, que tengan paciencia porque no hay recursos?

¿Cómo se les explica a los neyberos, que han  hecho cuchumil huelgas y a los residentes de los barrios de la zona sur de Santiago de los Caballeros, que esta semana dejaron sin efecto una paralización?

El último que nos ha advertido que la crisis de la economía mundial y especialmente la de los Estados Unidos es más profunda de lo que se ha admitido y que va para largo, con secuelas catastróficas para las economías satélites como la dominicana, es el padre de la lingüística moderna y analista de gran prestigio, Noam Chomsky, pero seguimos actuando como si hubiésemos hallado varios pozos petroleros.

Igualdad o égalité, nombre de lo prohibido

Escrito por: LILLIAM OVIEDO

Ante las protestas de hace dos meses en el Caribe francés, el ultraderechista presidente de Francia, Nicolás Sarkozy, después de una cruel e ilegal represión, anunció algunos planes de inversión en esas islas. Ante la inminencia de las grandes protestas que han sacudido a Francia, anunció la reducción de algunos impuestos a las familias más pobres, y dispuso algunos subsidios. No alcanzó su oferta para desmovilizar a la gente. Millones de personas han marchado en los últimos días, y en varios sectores han sido paralizadas en alguna medida las actividades. La represión ha traspasado el límite de lo legal. La orden es soportar tranquilamente la carga de la crisis... Menos mal que hay millones de desobedientes.

En República Dominicana, a las protestas en varias comunidades en demanda de obras de infraestructura, acceso a los servicios sociales y rebaja en los precios de los alimentos, el presidente Leonel Fernández responde reuniéndose con el Consejo de Seguridad. El amenazante secretario de Interior y Policía, Franklin Almeyda; el secretario de las Fuerzas Armadas, teniente general Pedro Peña Antonio, y el jefe de la Policía, Rafael Guillermo Guzmán Fermín, encabezan el grupo. Otros representantes de los cuerpos represivos estuvieron en el Palacio Nacional, y también funcionarios civiles. Fue un acto intimidatorio.

Como la derecha francesa, los herederos de Joaquín Balaguer en este país, han ejercido el poder en el marco de un modelo de acumulación fundamentado en la desigualdad social y en la creciente concentración del ingreso y la riqueza, pero cuando las mayorías reclaman, responden con represión.

Nicolas Sarkozy compromete a Francia en las acciones de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, y refuerza su alineamiento con el poder hegemónico en un momento en que más de 300 mil empleos se han perdido en Francia en poco tiempo, en diciembre el desempleo alcanzó un 11%, y los salarios se desvalorizan en forma progresiva. Fuerza para calmar los ánimos y fuerza desplegada fuera de Francia, es la respuesta a la crisis. Aquietar a los inadaptados donde estén localizados, es su objetivo. ¡Así de inconsecuente es la ultraderecha!

En República Dominicana, las recientes protestas dejan claro que las proclamas de optimismo de Leonel Fernández están fuera de contexto.

Recientemente, Fernández declaró que para que este país fracase en el plano económico, “primero tiene que fracasar el mundo”.

No se trata del optimismo de quien no está bien informado, sino de la caradura de un dirigente para quien la desigualdad social no es motivo de preocupación y la distribución del ingreso y la riqueza no es tema que deba ocupar el tiempo de un jefe de Estado.

En un país donde la inversión social representa apenas el 7.2% del Producto Interno Bruto, el gasto en educación apenas el 2.2% y el gasto en salud  un 1.3%, proporciones inferiores a los promedios registrados para América Latina, el presidente es capaz de hablar de éxito, porque organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, que sólo cuidan los intereses de los poderosos, entienden que es posible seguir en lo mismo. Más del 40% de la población dominicana es afectada por la pobreza, pero Leonel Fernández lanza gritos de victoria.

Lo que le interesa controlar es la magnitud de las manifestaciones de  de inconformidad. Por eso muestra se muestra dispuesto a usar la fuerza. Como en 1997, cuando sacó a las calles los “carapintada”, por ejemplo, y como en otras ocasiones, cuando ha ordenado la toma militar de ciudades.

A finales de febrero, en la rica Francia Sarkozy pretendió impedir con migajas (subsidios y reducciones en algunos impuestos) limosnas las protestas que ha generado la desigualdad. Aquí, Leonel Fernández no se siente obligado a ofrecer cambio alguno; sólo amenaza, y lo hace con la mayor desfachatez.

 El abuso asume el rostro que le imponen las circunstancias, pero conserva su definición esencial. La crisis financiera mundial estalla en medio de la desigualdad social, y los jefes de Estado comprometidos con el sistema pretenden mantener la gobernabilidad usando la fuerza... Son inocultables la indolencia y el retorcimiento.