miércoles, 15 de agosto de 2007

Millonarios en campaña


POR LILLIAM OVIEDO

Miguel Vargas Maldonado hace un recorrido cada fin de semana y promete realizar obras comunitarias. Amable Aristy Castro organiza actos y visita instituciones como si quisiera dejar constancia de que el lodo que lo ha salpicado ensució también al resto del sistema. Leonel Fernández Reyna encabeza actos oficiales que convierte en encuentros de campaña y deja a sus seguidores la tarea de elaborar alegatos tan infelices como el de que no hay derecho a impedir que se manifieste en estos actos la simpatía por el candidato. Hatuey De Camps y Eduardo Estrella, despojados de la representación de siglas reconocidas, intentan presentarse como la encarnación de lo nuevo... Nada más hace falta para el montaje de una farsa de mal gusto.

Carece de sentido analizar el contenido de las promesas y el sentido de las propuestas. Nada novedoso son capaces de presentar los elementos del conjunto que Joaquín Balaguer se encargó de formar, dirigir y sellar.

El sello que le fue impreso dio origen y mantiene el pacto de impunidad. Por eso se utiliza en muchos casos un eufemismo cualquiera en lugar del nombre del delito y por eso se trata como simple indelicadeza lo que en realidad es saqueo al Estado y maniobras con recursos cuyo origen nadie está en condiciones de explicar.

La intención de hacer más atractivo un espectáculo que no siempre ha sido tan concurrido como desean los actores, motivó a Miguel Vargas, candidato del Partido Revolucionario Dominicano, a plantear que debía realizarse una especie de debate público en el cual el tema sería el origen de las fortunas personales de los candidatos. Dirigentes del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) llegaron a plantear (llevando la discusión más allá de los candidatos presidenciales) que en la dirección de ese grupo no hay fortunas de origen cuestionable.

Es evidente, sin embargo, que se trata de una discusión entre millonarios que han ocupado importantes posiciones de Estado en un país en el cual el salario mínimo de ley no alcanza los 5 mil pesos y la canasta familiar, conocida como el paquete de satisfacción de las necesidades de subsistencia, formándola con los bienes y servicios indispensables y más baratos, sobrepasa los 12 mil.

Los discípulos y herederos de Joaquín Balaguer, aunque para explicar sus fortunas muestren todos los documentos requeridos y otros más, no pueden ocultar que han sido beneficiarios de la crisis y que, en esa condición, han tolerado y disfrazado la corrupción y se han movido en la podredumbre.

¿Qué pueden avalar los documentos? Negocios que han sido onerosos para el Estado, oportunidades que les han sido brindadas en su condición de politiqueros y que ellos han pagado tolerando el enriquecimiento ilícito, dinero obtenido traspasando a las mayorías gastos que para ellos son inversiones...

En los últimos meses, han tenido que reconocer que por sus pobres servicios el Estado les tiene que pagar sumas millonarias y cuando no es posible abultar más el salario se crean compensaciones, viáticos y hasta fondos (barrilitos o cofrecitos en el vocabulario de la calle) y garantizarles del mismo modo pensiones millonarias. Tienen que justificar el gasto en las campañas y el desfile de lujo y eligen la opción que consideran más tolerable... Si no es limpio lo que muestran, el hedor de lo que ocultan ha de ser insoportable. Cuando estallan los escándalos, aún con información a medias, es posible percibirlo.

Si hacen campaña a destiempo, como si la hacen al tiempo señalado por las leyes que siempre violan y las "flexibles" normas de comportamiento que han acordado, eso no es lo fundamental.

Lo que importa es que mienten, que engañan y estafan. Hacen promesas que no cumplen, se asignan beneficios cuyo costo traspasan de uno u otro modo a las mayorías y han hecho una especie de pacto de impunidad que protege incluso a aquéllos cuyas manchas son inocultables.

Pretenden reciclar el sistema sin siquiera limpiar sus porciones más evidentemente sucias. Descarados son, sin duda...

Fuente Original: http://elnacional.com.do/article.aspx?id=24584