domingo, 4 de marzo de 2007

La subrepticia revolución de Leonel

Por Sara Pérez

READING, PA.‑El martes 27 de Febrero, enclaustrada en mi casa con una bronquitis, estaba tan absolutamente aburrida y tenía tan poco qué hacer, que opté por leer el discurso del Presidente Leonel Fernández.

Habitualmente no incurro en esos desaciertos. Cuando trabajaba en redacciones de periódicos, evitaba reseñar diatribas presidenciales. No tenía estómago para escuchar a Balaguer, en sus alocuciones de contextos fascistas, que insultaban la inteligencia del país y en las que no había un sólo dato fiable sobre los millones, con sus miles y sus centavos, que había empleado en obras.

Las disertaciones balagueristas, empapadas de miseria y sangre, salpicaban de oprobio a quienes aplaudían a sus pies. De todas formas, el par de veces que cubrí actividades de Balaguer, la experiencia fue aleccionadora. Nunca había visto, y he tomado precauciones para no volverlo a ver, el espectáculo grotesco de gente arrastrándose ante un tipo retorcido y feroz.

Todavía recuerdo la desesperación en la cara de uno que administraba el Hospital Cabral y Báez ‑de donde posteriormente salió,llevándose hasta de las jeringuillas, los manubrios de las ventanas y los zafacones‑, cuandp trataba de acercarse a la tarima, cruzando una cerca. Tuvo tan mala suerte, que el pantalón se le enganchó en un alambre de púas y no pudo desprenderse, antes de que la flamante momia, se retirara con su séquito de generales homicidas espejuelados de negro. alabarderos, calieses y funcionarios letrinosos.

Ya no se estila ‑aunque toda moda es efímera y más entre gente de principios nómadas‑, que sean muy flagrantes los desparrames de sangre ejecutados desde el gobierno ‑excepción hecha de las cacerías policíacas, tan festejadas en su momento, que se repiten cuando se cree necesario, contra delincuentes y supuestos delincuentes de poca monta‑. A la postre, esos ejercicios son para mantener la puntería, por si alguna vez hay algún apremio en la defensa del "orden".

Los crímenes contra la integridad humana perpetrados desde el gobierno son hoy menos aparatosos. No hay que salir cotidianemnte a las calles a masacrar gentes. Es más rentable exprimirlas cobrándoles impuestos desmesurados, incluso a los menesterosos, para enriquecer a los gobernantes y a sus camarillas, repartiendo pequeñas o considerables migajas entre la corte de chupópteros y para dejar intactas esas estructuras de un gobierno hecho para satisfacer ambiciones de los más ricos.

A eso responde el cacareado Tratado de Libre Comercio, (TLC), que enriquecerá más a los ricos y pobrecerá más a lo pobres. Aún antes de implementarse hace dos días, ya los pobres y otros sectores habían comenzado a pagar por ello. La eliminación de los aranceles a las importaciones norteamericanas, reduciría los ingresos del gobierno, así que los cargaron, multiplicados, a las costillas de la gente común, cuyos aportes no se retribuyen con nada.

Entre la población dominicana había hasta hace poco, 3 millones, 607 mil, 330 "pobres", o sea, gente con dificultades serias y/o imposibilidades de satisfacer necesidades perentorias. A esos se han sumado millón y medio de nuevos pobres, generados por las quiebra de los bancos saqueados por dueños y ejecutivos que la justicia dominicana, tan selectivamente resbaladiza, no encuentra la forma de sancionar.

De cada 100 dominicanos hay más de 7, cuya condiciones son tan paupérrimas que rebasan las de simple pobreza y padecen una miseria absoluta. De cada 100 niños, hay 8 irreparablemente retrasados por deficiencias alimenticias.

En ciertas poblaciones, como en Barahona, el 65% no tiene con qué resolver sus necesidades elementales. Haina, junto a Chernobyl, fue incluída por el Instituto Backsmith de Estados Unidos entre los 10 lugares más contaminados del Planeta. En Baoruco, el índice de mortalidad infantil es de un 28.05%. En eso competinos con algunos sitios de Africa.

Mas del 15% de la población dominicana es analfabeta y de los que salen graduados de universidades, muchos parecen que nunca les han puesto las manos a un libro, lo que es extensivo a varios rectores. La tasa de desempleo rondaba el 20% antes de que colapsaran las zonas francas.

En RD, un millón 800 mil personas, no tiene agua potable. El déficit de viviendas es de más de 600 mil unidades. La electricidad. ¿Qué más se puede decir de eso?. Las "Edes", con la complicidad del gobierno, hacen lo que les da su maldita gana. Entre Agosto del 2005 y Diciembre del 2006, cobraron 249.1 millones de más a los usuarios por "errores de facturación". Pero eso es lo de menos. Absolutamente nadie verifica que esas empresas proporcionan a los usuarios la cantidad de energía que ellas dicen servir.

El gobierno tiene seis semanas consecutivas aumentando el precio de los combustibles. Dizque subvenciona la gasolina, no se sabe en beneficio de quién.

Si los chinos decidieran volver a construir su muralla, con sus 6,700 kilómetros de longitud, el proyecto saldría menos caro que el Metro.

La corrupción, el clientelismo, las políticas económicas marginalizantes, la cultura de la discriminación y la violencia, la mutilación de la conciencia sobre derechos humanos y civiles, la resistencia a la participación de la ciudadanía común en la toma de decisiones, el monopolio de la riqueza en manos de menos del 10% de la población total y el robo impune de los bienes públicos, siguen definiendo la infuncionalidad crónica de la sociedad dominicana y de su gobierno.

Ese es el país que el presidente Fernández describe como si se tratara de una postal turística bucólica, con pecesitos de colores volando en el aire, milagros de panes y peces por doquier y como si en todas las esquinas se hallaran las cornucopias desbordadas que él ve en su mesa, en la de sus asociados y en las de los grupos cuyos intereses representa y a favor de quienes está gobernando.

Ahí es que él está haciendo lo que ha llamado una revolución silenciosa. Y fue acertada la elección del término. Su revolución es tan silenciosa, que resulta imperceptible para las mayorías agobiadas por los problemas de siempre.

Si ha revolucionado algo, será la decoración del penthouse que le regaló Diandino.

Fuente Original: http://elnacional.com.do

Equidad y justicia ausentes...

LILLIAM OVIEDO

El presidente Leonel Fernández pronunció el 27 de febrero un discurso de campaña. Como discípulo de Joaquín Balaguer y sucesor de Hipólito Mejía, quien hizo lo mismo en el año 2003, nada distinto se podía esperar de él. Imitando a su maestro, desdibujó la dura realidad, la situación de un país donde el 27% de la población padece desnutrición, miles de familias no tienen techo, la educación es de baja calidad y los hospitales públicos carecen hasta de jeringuillas. Pero cabe destacar, no por novedoso sino por repugnante, que presenta como natural e inmutable la desigualdad social, no menciona la injusticia y la corrupción y pretende justificar el entreguismo. ¡Abominable retorcimiento!

Esto se advierte incluso en el anuncio de la única medida aparentemente popular que anunció, que es el aumento (que irrisorio será) en las pensiones a los envejecientes. Nada dice de las lujosas pensiones que disfrutan ex legisladores, ex jueces, y ciertos ex funcionarios y ex empleados medios de secretarías de Estado, sólo porque son protegidos de grupos de poder.
Aunque se produzca el aumento, la pensión que recibe, por ejemplo, un maestro o una maestra de larga data, será 50 veces menor que la que se autoasigna un legislador que mientras está activo recibe pago hasta por asistir a las sesiones.

Pero Leonel Fernández es partidario de ese tipo de privilegios y de esa forma de segmentar los sueldos y salarios. En su primera gestión de gobierno multiplicó por más de tres los sueldos de los altos funcionarios y dijo que no podía disponer un aumento general porque el sector público carecía de recursos y en el sector privado los altos salarios harían disminuir la inversión.
No tiene reparo en aceptar la herencia de Joaquín Balaguer, quien dirigió el proceso de unificación de la clase dominante auspiciando un modelo de acumulación de capital basado en el pago de salarios deprimidos.

La imposición del esquema neoliberal le impide recurrir como medida de contrainsurgencia a formas de paternalismo de Estado que Balaguer sí pudo aplicar, pero resalta los programas de caridad que con enorme costo para el Estado se ejecutan desde la Presidencia de la República y desde el multimillonario Despacho de la Primera Dama. Como hacía Balaguer, utiliza los repartos para propaganda politiquera y específicamente para la campaña reeleccionista.

Al desempleo que abarata el precio de la mano de obra se añade un marco legal que permite el pago de bajos salarios y la ausencia, ahora total, de la facultad del Estado para controlar los precios... Es obvio que el presidente Fernández asume como suyo el paraíso del gran empresariado. Por eso califica al multimillonario Bill Gates como el gran hombre de este tiempo y presenta como panacea el mal llamado tratado de libre comercio (DR-CAFTA) puesto en vigencia para el país por George W. Bush hace cuatro días... Identificación clasista, aunque no esté de moda el término.

De problemas como la violencia en las calles y el tráfico y consumo de drogas, habló como si estuviera en marcha un ambicioso programa para enfrentarlos, cuando en realidad la injusticia y la desigualdad los siguen fomentando.

La pobreza es pretexto para mantener programas de caridad en los cuales mucho dinero va a parar a unos pocos bolsillos y a las mayorías sólo llegan migajas. El caso PEME es un ejemplo que el Presidente quiere olvidar y que involucra a gente de su partido, y hay casos similares cuya impunidad él pactó con su antecesor Hipólito Mejía.

La violencia y las drogas en las calles sirven ahora como pretexto para otras formas de derroche como el gasto millonario en la compra de costosísimas motocicletas para la Policía, y, de paso, Leonel Fernández justifica con ello el entreguismo. Ya "pactó" el patrullaje de las costas del país por la DEA de Estados Unidos, y el 27 de febrero sólo dijo que hace falta la colaboración internacional.

Nada novedoso mostró el Presidente el pasado martes, aunque no se puede negar que exhibió en forma más burda su condición de entreguista y de aspirante a eternizarse en la silla presidencial y su apego a una "democracia" que paga a uno solo de sus funcionarios privilegiados un monto equivalente a la suma de los ingresos de más de 80 trabajadores que perciben el salario mínimo.

Los privilegiados aplaudieron... Esos, los que ya están montados en el Metro. ¿Quién más?

Fuente Original: http://elnacional.com.do