domingo, 15 de abril de 2007

SIN POLÍTICAS EFECTIVAS

Banco Mundial: más de 1 millón de nuevos pobres dominicanos seguirán en la miseria

Edwin Ruiz/Clave Digital

Las precariedades en servicios tan vitales como la educación impide a un gran parte de la población superar la pobreza.
Clave Digital/Archivo.

SANTO DOMINGO, DN. Más de un millón de los dominicanos y dominicanas que cayeron en la pobreza, como consecuencia de la crisis económica provocada por las quiebras bancarias del 2003 y 2004, continúa atrapado por la miseria.

Según Omar Arias, economista del Banco Mundial para América Latina y El Caribe, si el Estado dominicano no aplica de forma eficiente las políticas sociales, no asigna mayores fondos al gasto social y eleva su calidad mediante la focalización, a estas personas el tiempo le depara una suerte ingrata: de “pobres temporales” se convertirán en pobres permanentes, como consecuencia del “endurecimiento” de la miseria. Antes de 2003, en este submundo ya se encontraba el 30% de la población del país, 2.6 millones de personas.

Esa es la otra cara, nada feliz, del anuncio del Gobierno, realizado el 24 de marzo pasado, de que se había revertido el crecimiento de la “pobreza moderada”, causada por la crisis pasada.

La buena nueva anunciada por el Gobierno es que el 7% de la población (483 mil personas) alcanzó una canasta básica (alimentos y otros productos indispensables) superior a RD$2,860 mensuales, monto que marca la línea debajo de la cual se define la pobreza moderada. Ese porcentaje se decantó del 16% de la población dominicana (1.5 millones de personas) que fue arrojada a las garras de la pobreza por la ola inflacionaria, devaluatoria y de despido laboral que provocó el salvamento de los desaparecidos Baninter, Bancrédito y del Banco Mercantil.



La economía dominicana comenzó a estabilizarse y recuperarse bajo la actual administración del presidente Leonel Fernández, que se inició el 16 de agosto de 2004. Si hubiese sido posible un reparto equitativo, como consecuencia del crecimiento en 2005 y 2006, hoy todas las familias dominicanas serían 21.3% más ricas.

La trampa

El 23 de marzo, el secretario de Economía, Planificación y Desarrollo, Temístocles Montás, divulgó los resultados del nuevo estudio de la pobreza realizado por el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y que actualiza las cifras del informe sobre el período 2000-2004. Al valorar los logros revelados por el reciente estudio, en 2005 y 2006, el funcionario afirmó: “Creemos que para resolver el problema de la pobreza hay que propiciar en el país un proceso largo y sostenido alto crecimiento económico”.

Precisamente, este enfoque sobre la pobreza parte de una visión gubernamental sobre el que “quizás se dejó pasar un mensaje” en la rueda de prensa del 23 de marzo: “La economía está creciendo, la pobreza se está reduciendo, está todo bien”, indica Omar Arias.

A su juicio, si bien el crecimiento es una condición necesaria, limitarse exclusivamente a este objetivo “lleva hacia una trampa”. Lo primero es que el descenso de la pobreza moderada se debió a un factor “inercial” o de “rebote”, donde las políticas públicas no jugaron un papel importante.

El economista, de nacionalidad dominicana y coautor del informe sobre la pobreza, revela que las experiencias de Argentina y Ecuador, países que pasaron por graves crisis económicas en años recientes, indican que cuando se logra reducir la pobreza, como consecuencia de un rebote, es “mucho más difícil” continuar reduciéndola “solamente con crecimiento”.

En el caso dominicano, esto significa que tras la economía crecer cerca de 10% anual y sacar de la pobreza a unas 483 mil personas (lo que deja rezagado a un millón de los nuevos pobres), “al tercer o cuatro año después de recuperada la estabilidad, esta pobreza empieza a endurecerse”. Esto es así, aunque el PIB continúe creciendo a las tasas anteriores, debido a la forma inequitativa en que se reparte el pastel.

La experiencia histórica dominicana revela que cuando la economía crece, aumenta la desigualdad, lo que implica que para los pobres, los beneficios de este crecimiento son “muy reducidos”, afirma el economista del Banco Mundial.

Así lo confirman los datos disponibles desde 1995, y la experiencia en 2005 y 2006 no fue diferente. Esto se refleja en el coeficiente Gini (indicador que mide los niveles de desigualdad, de forma creciente desde 1 a 100) para el ingreso per cápita familiar, que a octubre de 2006 era de 51.7, el nivel más elevado desde octubre de 2003. Según el informe de la pobreza del BM y el BID de 2004, en República Dominicana el 20% de las familias más ricas concentraba el 56% del ingreso nacional, mientras que el 20% de las más pobres recibía sólo el 4%. En 2005 y 2006 esta desigualdad se agudizó.

“Política” en el gasto

De forma “sorprendente”, por las malas políticas sobre el gasto público, el Gobierno contribuye a ensanchar la brecha entre los ricos y los pobres. Es el caso de los subsidios al gas licuado de petróleo, al servicio de electricidad y de los programas “sociales” ejecutados a través de Promese, los Comedores Económicos e Inespre. La ausencia o escasa focalización de estos subsidios causa que la mayor parte de los recursos comprometidos beneficien a los sectores de más altos ingresos (en los casos del GLP y de la tarifa eléctrica) y que no se pueda cuantificar el impacto social de las ventas populares, de las medicinas esenciales, de los comedores o del Programa Presidencial contra la Pobreza.

“Hay avances, pero son muy tímidos”, afirma Arias. Destaca como un logro el Programa Solidaridad que, mediante una tarjeta de débito, entrega 550 pesos mensuales a más de 215 mil personas de escasos recursos, lo que se corresponde “con la buena práctica internacional”. Este programa está focalizado a través de la base de datos de SIUBEN.

Pero ¿por qué no se focaliza el subsidio al gas o a la electricidad? “No se ha visto un compromiso del Gobierno”. En el caso del gas hubo un intento en 2006 “y sabemos que hay dificultades políticas”, dice.

Las autoridades no dan señales de que vayan a cumplir con la educación


Pese a lo que se le dice al sector educativo, “no hemos visto ninguna señal” de que el Gobierno vaya a aumentarle de forma sostenida sus recursos, afirma Omar Arias.

Contra esa necesidad “compiten” el servicio de la deuda pública y las inversiones en otros sectores, como el proyecto del Metro.

El economista reconoce que en este gasto hubo una recuperación con respecto al 2004, pero la asignación aún es inferior a lo destinado a este sector un lustro atrás. También es menos de la mitad del 4% del PIB, que la ley establece que debe gastarse en educación.

Una de las recomendaciones del Informe sobre la pobreza es la de formular un plan para un crecimiento sostenido del nivel del gasto real en el sector, para empezar a cerrar la brecha existente con relación a otros países de Latinoamérica y con la propia meta del Gobierno. El gasto en educación, como proporción del PIB, en República Dominicana, es uno de los más bajo de Latinoamérica.

También recomienda asegurar que ningún niño quede fuera de la escuela por falta de la documentación apropiada.

La falta de documentación es uno de los grandes obstáculos que impide a la niñez ingresar a la educación. Según Julio César Castaños Guzmán, presidente de la Junta Central Electoral (JCE), el 40% de la población rural dominicana y el 26% de la urbana carecen de actas de nacimientos.

Otra de las medidas recomendadas, como parte de las inversiones estratégicas en los pobres, es aumentar la asignación de recursos al sector, y mejorar la administración de los recursos humanos mediante el sistema de promociones y de una recategorización del Estatuto Profesoral.

La canasta de pobreza cuesta RD$14,300

- Bajos Ingresos. El costo de la canasta básica que define la línea de pobreza moderada, en octubre de 2006, era RD$2,860 por persona. Esto significa que una familia dominicana de cinco personas necesita un ingreso mensual mayor a RD$14,300 para superar la pobreza. Pero los hogares del 36.3% de la población, esto es, 3.2 millones de dominicanos y dominicanas, tienen un ingreso inferior.

- Salarios miserables. El salario mínimo en las empresas privadas no sectorizadas es de RD$6,400 pesos mensuales. Esto significa que si las dos cabezas de familias (el padre y la madre) trabajan y reciben este salario, el ingreso familiar es inferior al nivel de la línea de pobreza.

- Niveles extremos. La pobreza extrema, definida como un nivel de ingreso mensual inferior a RD$1,390 por persona, afecta al 13.1% de la población (1.2 millones de dominicanos y dominicanas). Aunque cayó con respecto al nivel registrado en la crisis económica (16.2%), se mantiene muy por encima al anterior de la crisis, un 8.6%.

- Crecimiento desigual. En promedio, el ingreso familiar a nivel nacional creció 17.3% entre 2005 y 2006. En la población con pobreza extrema aumentó en 6.2% y en la de pobreza moderada, 11%. En la zona rural, el ingreso de la pobreza extrema subió 2.3%.