MICHAEL MIGUEL HOLGUINE
Metro soñado, y en plena realización por el distinguidísimo presidente de la República, puede ser considerado como un megaproyecto de exterminio a los pobres dominicanos por la brutalidad con que sustrae recursos de carteras tan fundamentales para el bienestar popular como Educación, Salud, Medio Ambiente, y Obras Públicas.
El inmaculado gobernante decidió invertir 55 mil millones de pesos para mejorar el transporte de 14.5 kilómetros de territorio, lo que lo convierte en el ciudadano más osado e indolente.
El criterio más justo es que el Metro no debió comenzar jamás. La construcción de este megaproyecto es un megaejemplo de que las fuerzas sociales de la patria están dormidas o derrotadas, o están muertas.
Quitarle recursos al sector Salud o a la educación es una de las acciones más irracionales en toda la historia republicana. En "Cuadernos Ocasionales" de Social Watch, "El derecho a no ser pobre", aparece esto: "el rol del Estado se ha reducido a unas cuantas recetas macroeconómicas que destinan la mayor parte del dinero público a facilitar los negocios privados y sólo unas cuantas migajas a programas más o menos paternalistas y clientelares, en paralelo a los drásticos recortes en el gasto social y a la negación y perdida de los derechos ya adquiridos".
¡El Metro es un abuso, una locura, una obra antidemocrática!
Protesto con todo mi corazón, con toda mi alma, en nombre del pueblo pobre, y juro luchar contra posibles derroches y robos de los recursos asignados al empobrecedor Metro del Presidente.
El pragmatismo político de esta época postmoderna, desproporcionado, profano, post‑ético, y más aquí en el país donde el sistema de partido esta derrotado, ¡sin salida!, a lo prioritario se le ha bajado de categoría, se le ha quitado centralidad, y esto es peor: ninguna sociedad se puede sostener sobre mentiras, ninguna época soporta en sus estructuras la falsedad. El Metro del presidente es la más burda mentira contra las prioridades de la pobre nación dominicana.
En las cavernas del Metro serán enterrados los actores y las políticas antipopulares, los que no han puesto al pueblo en primer plano, los empobrecedores... ¡PRD, PRSC y PLD!
Fidel Castro, el mas importante revolucionario latino del siglo XX, lo dijo asi: "las ideas justas tienen un poder superior a todas las fuerzas reaccionarias juntas".
Será la malísima ejecución presupuestaria y técnica la que acabara con la era Leonel‑PLD, una época marcada ofensivamente por lo antipopular, por la indiferencia hacia las necesidades del pobre, por un odioso elitismo y un ataque retórico‑demagógico vulgar a la altura de los más oscuros populismos de América.
Y en contubernio con el oficialismo, por su silencio y apoyo, el CODIA, las iglesias, la sociedad civil, los grupos populares y la izquierda tradicional (esta última antidialéctica: cuando la necesidad es acción, se sitúa en reflexión, y viceversa...¡Oh mi Dios!)
¡El pueblo tiene que tener el control absoluto del Metro de Santo Domingo!
¡Exigimos transparencia!, le suplicamos al pueblo, a sus instituciones comunitarias y populares, a la izquierda viva nacional y a los que quieren vivir en una mejor y mas próspera República Dominicana que nos ayuden a monitorear el Metro.
¡Acordonemos al Metro! Que no se pierda un solo peso, que la obra sea realizada con eficiencia, con calidad.
Existen elementos jurídicos que nos facilitará el trabajo, como la auditoria social en las obras públicas, Decreto 39‑03, el Decreto 63‑06 sobre Compras y Contrataciones de Bienes , Servicios, Obras y Concesiones; leyes y decretos anticorrupción; leyes de acceso a la información, instructivos para detectar con facilidad vicios de construcción, y, en el plano internacional, un gran apoyo de instituciones como la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y Transparencia Internacional, que han entendido la pura verdad: la corrupción, la impunidad y la ineficiencia en el manejo de los fondos públicos, produce pobreza, y la pobreza produce violencia, y no la paz super anhelada.
El Metro es mayor pobreza, menos democracia, más violencia y más corrupción.
Fuente Original: http://elnacional.com.do
