martes, 15 de mayo de 2007

¿Progreso?


PEDRO P. YERMENOS FORASTIERI

A propósito del recién transcurrido Congreso Elector del PLD me correspondió trabajar en una mesa electoral ubicada en una escuela pública en pleno centro de la capital de la república. En la víspera, un grupo de compañeros visitó el lugar con la finalidad de inspeccionar el área y organizar las cosas lo mejor posible.

Ahí se inició la impresión lamentable y la constatación de lo inapropiado que resultaba ese centro para poder ser catalogado como un adecuado espacio para el desarrollo de un efectivo proceso de enseñanza y aprendizaje. En las aulas, mesas y butacas destartaladas, pizarrones en pésimo estado, ventanas inservibles. Otras instalaciones, tan deterioradas como el resto, cerradas con puertas rotas que estaban identificadas con sendos letreros en los que se leían "varones" y "hembras". A esas no pudimos entrar, pero era fácil colegir que, no obstante la cuestionable señalización, se trataba de los baños.

Durante el transcurso de las elecciones llama mi atención el hecho de que una de las integrantes del colegio electoral se estaba moviendo constantemente en el asiento que ocupaba, como a quien le resulta imposible permanecer sosegado a causa de una incomodidad que no puede controlar. Acercándome a ella le pregunté si algo le sucedía. Me sorprendió su respuesta: "Me estoy orinando". Le cuestioné por qué no iba al baño. Su explicación no pudo ser más patética. Difícil concebir un ser humano desnudando su cuerpo para ponerlo en contacto con algo que esté en las condiciones por ella descritas.

Cuando similar necesidad también a mí me resultó imperiosa, no me quedó otra opción que no fuera acudir al lugar de referencia. Mi amiga había sido parca en la narración del horror. Imposible caminar sin empaparse de líquidos de diversas procedencias. Inodoros desechos y carentes de agua, atiborrados de mugre. Lavamanos que hacía tiempo no ejercían sus funciones. No pude dejar de imaginar a los niños, niñas y jóvenes en contacto cotidiano con tal fuente de contaminación.

Al salir huyendo de aquella pocilga, me perturbaba la contradicción enorme entre lo que había visto y la proclama constante del supuesto progreso al que la nación se encamina. ¿Cómo es posible que al mismo tiempo de repetirse hasta la saciedad que la educación es el nuevo paradigma del desarrollo, se someta al sistema escolar a ese nivel de abandono?.

Pude comprobar, una vez más, que es falso el discurso de que la educación es la prioridad de nuestros gobernantes. No puede serlo cuando se violan sin rubor las leyes que obligan a asignar a ese renglón, como mínimo, partidas específicas del presupuesto nacional y del producto bruto interno. No es cierto, porque de esas asignaciones ilegales terminan siempre ejecutándose montos inferiores. Es mentira porque cuando a los gobernantes se les ocurre hacer transferencias presupuestarias de fondos, la mayoría de las veces para ridiculeces, a quien primero se les ocurre desangrar es a educación.

En ese escenario, los conceptos de progreso y modernidad que nos han vendido terminan siendo una estafa. No habrá tales adelantos mientras nuestros bachilleres ingresen a la universidad con un nivel de sexto grado de primaria. Mientras nuestros mal pagados profesores no reciban la capacitación que les posibilite ejercer su trabajo con eficiencia. Mientras los estudiantes reciban una cantidad de horas de clases menor que en muchísimos países. Mientras haya una elevada deserción escolar. Mientras adquirir los libros y materiales sea un privilegio de pocos.

Ninguna agenda paralela puede justificar el no hacer las inversiones requeridas en un sector determinante para salir del estado actual en que nos encontramos. Eso es saltar peldaños en la ineludible escalera de las prioridades. Eso es no pensar a largo plazo por tener la mente obnubilada ante la urgencia del próximo certamen electoral. Que es, en definitiva, lo único que les importa a quienes, como dijo el presidente Lagos, más que estadistas, son meros gobernantes.

yermenossantos@codetel.net.do

Fuente Original:http://www.elnacional.com.do/article.aspx?id=17275

Los inexistentes papeles del Metro



Ahora se sabe que no existen los documentos fundamentales que debieron tenerse para el inicio de la construcción del metro de Santo Domingo.

Diandino Peña, director de la Oficina para Reordenamiento del Transporte (Opret), ha admitido que su departamento no tiene esos papeles.

Eso significa que la obra fue emprendida sin contar con los estudios previos.

Significa también que el periodista Huchi Lora y cuantos han estado pidiendo esos detalles no andan descaminados.

E, igualmente, que hace una interpretación correcta de la ley de acceso a la información pública el contencioso que hace dos semanas se pronunció en el sentido de que Diandino Peña y su Opret deben responder al mencionado pedido.

Pero ni Diandino Peña ni su Opret pueden hacerlo. Ellos mismos admiten, dos semanas después del fallo del contencioso, que los documentos no existen.

Aunque tarde, es bueno enterarse de ese detalle, algo muy importante en el manejo de una obra como la del metro, a la que el Gobierno, al parecer, le atribuye una importancia cósmica.