sábado, 27 de diciembre de 2008

Legalidad aparente y balaguerismo esencial


Escrito por: LILLIAM OVIEDO

Los expedientes de corrupción de finales de la década de 1980, Joaquín Balaguer, desde la Presidencia de la República, los manejó a su conveniencia. Favoreció con el manejo al banquero Leonel Almonte y al empresario Juan Tomás Peña Valentín, con lo cual ganó su apoyo. En el Partido Revolucionario Dominicano, hizo más profunda la división que ya existía, pues creó situaciones que hicieron irreconciliables diferencias que parecían coyunturales. Afianzó con ello su posición de jefe del sistema político.

Hoy, Leonel Fernández, desde su despacho en el Palacio nacional, realiza maniobras similares.

Al indultar el pasado lunes a la ex banquera Vivian Lubrano y a sindicalistas y dirigentes del PRD implicados en el escándalo de corrupción alrededor del denominado Plan Renove, realizó una acción inscrita en ese marco estratégico. Hizo sentir su influjo en la clase dominante y en la mal llamada oposición.

Cuando a finales del año pasado el mismo Leonel Fernández calificó como “agua bendita para los reformistas” el aguacero que mató a decenas de personas en la Región Sur del país y se autoproclamó heredero del liderazgo del balaguerismo histórico, confesó su real aspiración de manipular las instituciones del país del mismo modo en que fueron manipuladas por Joaquín Balaguer y de constituirse, de más en más, en hombre de confianza de la clase dominante.

Debido a que nació con casi cinco décadas de diferencia y a que se insertó en el sistema político cuando ya su base de sustentación había sido erigida y era tutelada por Joaquín Balaguer, la confianza y la relación de protección recíproca con la clase dominante las obtiene manifestando que está dispuesto a servirle y demostrando que sabe hacerlo.

Llega al Palacio Nacional de la mano de Balaguer y financiado por el grupo que fue beneficiario directo de las gestiones del caudillo. Ya demostró que está despojado (en verdad, nunca fue distinto) de todo principio, y le queda probar, en cada coyuntura, que tiene capacidad para ser un ente aglutinador y que lo será en favor de los sectores dominantes.

Por eso, el lunes 22 no sólo hay indulto para el sindicalista (empresario en la mejor definición) Antonio Marte, también nombramiento para su colega Alfredo Pulinario Linares, Cambita, a quien el papel de “asesor del Poder Ejecutivo en materia de Transporte” le devuelve la capacidad de acción que el descrédito le había hecho perder.

Quienes fueron separados del expediente en momentos anteriores, como el ex general Ramón Emilio Jiménez Reyes (para más señas el que renunció al cargo de secretario de las Fuerzas Armadas en 1975 cuando, tras el asesinato del periodista Orlando Martínez, fue nombrada una comisión para investigar el hecho), desde cualquier posición, son beneficiarios de los indultos, dado que no se les puede señalar como culpables de un hecho de corrupción que figura en la crónica de lo no ocurrido.

Fabio Ruiz, único no indultado en el expediente del Plan Renove, quedó destinado con los indultos a salir de la cárcel por inercia. Ramón Báez Figueroa, Luis Álvarez Renta y los demás implicados en la quiebra de Baninter, recibieron con el decreto del lunes la confirmación de que el Gobierno no actuará en su contra y tampoco lo hará la Justicia dominicana.

¿Quién puede reunir ingenuidad suficiente para hablar de error o casualidad cuando el presidente Fernández tiene asesores especiales que orientan cada uno de sus pasos?

Desde el asiento principal en la infuncional Dirección Nacional de Persecución a la Corrupción Administrativa, el magistrado Octavio Líster, ha dicho que hubiese preferido que no se produjeran los indultos. Algunos legisladores coinciden con Líster en este planteamiento, pero, igual que él, reconocen que el Presidente de la República tiene facultad constitucional para indultar prisioneros.

Líster y los legisladores buscan una excusa para seguir defendiendo el sistema político y no ubicarse en posición decididamente contestataria.

El presidente Fernández ha utilizado esta facultad para favorecer a miembros de la clase dominante, que es donde busca afianzar su influencia, y para reintegrar a la politiquería y a la actividad sindicalera a desacreditadas figuras... Lo ha hecho en su ya ensayado estilo balaguerista. ¡Qué vergüenza!

Fuente: http://elnacional.com.do/opiniones/2008/12/27/3097/Legalidad-aparente-y-balaguerismo-esencial