viernes, 26 de octubre de 2007

¿POR QUÉ UNOS EMIGRAMOS Y OTROS NO?

POR CÉSAR ROMÁN SASSONE

Yo soy Cibaeño, y vivo en Nueva York, talvez algunos americanos quisieran vivir en el Cibao. Mi abuelo salió de Italia para vivir en Gurabito; seguramente que muchas personas de Gurabito quisieran vivir en Italia. Como ven, la emigración es un fenómeno natural. ¿Por qué algunos emigramos, y otros no? Pienso que nos desplazamos según nuestros sueños e ideales; de acuerdo a nuestras personalidades o necesidades.
Los Seres humanos nos sentimos movidos por nuestros apetitos y carencias; y el psicólogo y humanista norteamericano Abraham Maslow elaboró una teoría que va desde las necesidades más básicas hasta las más elevadas, en orden ascendente. Estas necesidades son: fisiológicas, de seguridad, social, de estima, y de realización personal.

En la primera clasificación de esta jerarquía de Maslow están las necesidades de subsistencia; como por ejemplo, aire, alimento, techo, sexo y sueño.
. Los primeros que sienten los deseos de emigrar son los individuos que no tienen ni en qué caerse muertos, y viven en la más espantosa miseria, sin esperanzas de mejorar. Éstos son los primeros que quieren salir del país, aunque sea en una chichigua. Cuando las necesidades básicas no están satisfechas, el individuo no puede pensar en otras cosas más elevadas; se siente intranquilo, y para saciar su sed, hasta se lanza a la violencia. Son estos mismos seres hambrientos, que dada su poca educación y escaso discernimiento son presas fáciles de los políticos, y venden sus votos por una cuarta de salchichón.

Los seres humanos tenemos necesidad de seguridad, libertad, estructura, y orden, y la necesidad de escapar del dolor y de la incomodidad. En este renglón están los que emigran buscando una ciudad más segura, con menos atracos y menos violencia; y están los que escapan buscando libertades de todo tipo. También se encuentran en esta categoría los que están cansados de ir a los hospitales públicos y no encontrar ni alcohol, los que se hastiaron de la mala administración pública y la pobreza de los servicios básicos; y los campesinos que dejan la casa de yagua, el pilón, el fogón de leña, y la lamparita “jumiadora” para saborear las comodidades de países más avanzados.

Los individuos también tenemos necesidades sociales: de amor y de pertenencia a un grupo; y sentimos también la necesidad de amor romántico. Estas necesidades son las que nos hacen permanecer en nuestro lugar de nacimiento porque estamos muy apegados a la familia, a los amigos y al vecindario, y tenemos miedo a la soledad. Si uno está más enamorado que un gato, entonces no lo sacan de su pueblo ni con candela.
Entre nuestras necesidades como individuos también se encuentran las necesidades de reconocimiento, estatus, prestigio, fama y sentimientos de logro. Estas necesidades también hacen que nos quedemos en el país. Por ejemplo, si tenemos una botella del gobierno, un nombramiento en el ayuntamiento o si somos jefes con una oficina grande, una secretaria que nos sirva el café, (entre otras cosas) un chofer, un guardaespaldas, una jeepeta con vidrios oscuros, y una querida caliente, curvilínea y complaciente; en estos casos, no nos sacan del país ni amarrados.

Tampoco queremos emigrar si tenemos fama en cualquier renglón, aunque sea fama del mejor güirero del barrio, ni mucho menos si gozamos de una buena posición económica o política. Por ejemplo, ustedes no se imaginan en Nueva York a las nuevas ricas que uniforman sus sirvientas de blanco, ni a Doña Cuquita Bermúdez –Barceló paleando nieve, trabajando en una factoría, ni tomando el tren F desde Queens hasta Delancey para trabajar de mesera en un restaurante chino. Muchas de las personas de estos últimos grupos son miembros activos del PRSQ (Partido Revolucionario Sálvese Quien Pueda)

Talvez tampoco quisieran venir a vivir para la Gran Manzana Don Morocho Pérez, Presidente del PNC (Partido Nacional de la Cogioca), ni el boxeador Jack Veneno, ni el chef Mike Mercedes; sobre todo después de los nombramientos hechos por el Presidente de la República. Cuando a estas personas, que gozan de cierta posición, fama o prestigio en su país, les toca emigrar, son las que generalmente tienen más problemas de adaptación al nuevo lugar.

Otra de las necesidades humanas, según la jerarquía de Maslow, es la necesidad de realización personal. Hay personas que buscan su lugar en la tierra y quieren saciar sus apetencias más sublimes de realización personal y profesional. En este grupo se encuentran los profesionales, artistas, humanistas, etc. Aquellos que están conectados con la esenia misma de su yo real.

Como pueden ver, los individuos estamos motivados por las necesidades, y éstas no se detienen con las leyes ni con los muros. Muchas personas preferirían mil veces quedarse en su tierra si pudieran vivir decentemente, a tener que emigrar y aguantas los azotes de la adaptación a un lugar nuevo, pero las injusticias de los sistemas son las razones principales que nos impulsan a salir con la sábana por un canto, para vivir años de nostalgia añorando desde la Boruga Capellán hasta el Ponche Crema de Oro.

Pienso que para detener la violencia, y apaliar un poco la hégira humana hay que brindar al individuo la posibilidad de ganarse su sustento, y saciar sus necesidades básicas; lo cual, en mi opinión, es una garantía y una ganancia para todos los sectores de la población. De todos modos, por preferencia, deseos de cambios o intereses personales el ser humano seguirá desplazándose en este planeta. De todos modos, sea cual sea la razón que nos haya motivado a dejar el suelo patrio, todos sentimos una emoción especial cuando las ruedas del avión tocan la tierra que nos vio nacer.

cesaromans@aol.com César Román Sassone es profesor de Baruch Collage en la cuidad de Nueva York y Autor de Vivir a Plenitud, El Camino Hacia Ti Mismo, El Arte de Vivir, Padres e Hijos y El Pasajero del Tren 7